De Naviego a Cafeterías Nebraska
«No conocía Madrid. Pero si yo, que guardaba vacas en Asturias, conocía la Gran Vía, eso es que tenemos que estar allí» (Juan Ramón Blanco)
Los hermanos Blanco Sierra (Paulino, Pepe, Higinio y Juan Ramón) fueron llegando a Madrid procedentes de Naviego (Cangas del Narcea, Asturias) a partir de los años 30 del siglo pasado. Fue al final de los años 40, con la vuelta de Juan Ramón de Guinea Ecuatorial, cuando abrieron una tienda de ultramarinos llamada El As del Jamón. En un local en Cuatro Caminos y que fue el germen de Cafeterías Nebraska.
A partir de ese primer negocio común los cuatro comienzan a pensar en otro tipo de de aventura empresarial para el Madrid de la posguerra. Con miras a un futuro en el que todo iba a acabar cambiando en este país. Incluida la hostelería popular.
Estos cuatro hermanos sin experiencia en la hostelería se fijan en las Cafeterías California, que el empresario Zapica había traído de Cuba. En 1955 lanzan su propia marca: Nebraska. Nunca habían estado en EEUU, pero todo lo americano vendía. «La cafetería es un concepto americano, pero a España llegó a través de Cuba. Aquí había tascas baratas y restaurantes buenos, pero no un sitio limpio donde tomarse un café o un plato combinado. España estaba cambiando y en Madrid la gente necesitaba comer rápido y bien», explica José Ramón Blanco Rodríguez, hijo de Juan Ramón.
El escudo era el del estado de Nebraska, al que añadieron una coctelera con las iniciales HBS (Hermanos Blanco Sierra) y hasta conservaron el lema de ese estado americano: «Equality before the law» (igualdad ante la ley).
El Desarrollismo comenzaba a vislumbrarse al horizonte y los españoles demandaban nuevos productos y servicios al aumentar la capacidad adquisitiva de las familias. Los hermanos Blanco supieron adelantarse al mercado existente con un diseño vanguardista (basado en la popular Estilo Aerodinámico norteamericano) de locales unido a una variedad de cartas y productos en la categoría de restauración novedosos (como nuestra burger-tortilla o nuestro mítico y entrañable Perrito) para la época. Marcando tendencia por la aceptación popular. Y cuya calidad-precio inmejorable dieron como resultado un éxito comercial, reconocimiento profesional y prestigio social casi instantáneos.
Llegando haber repartidos por toda la ciudad de Madrid 5 locales ubicados estratégicamente por la misma con un personal altamente preparado y un ambiente de hermandad y compromiso con la marca en la que varias generaciones se han visto reflejadas como trabajadores y consumidores.
Fueron más de 60 años en los que se dio toda la voluntad y esfuerzo hacia los madrileños. Y aunque en enero de 2017 desaparecieron los locales existentes; el cariño, apoyo y solidaridad hacia la marca y empresa llevó a que fuera un punto y aparte que no punto y final.
Hemos vuelto con nuestra mayor voluntad. Con nuestro mayor interés en conocer al público a través de nuestra web y nuestras redes sociales para mantener un diálogo abierto y positivo hacia todos aquellos que estén interesados en nosotros y en hablar del ayer, hoy y mañana común. Sólo el tiempo nos dirá hasta qué punto hemos estado a la altura de las expectativas e ilusiones creadas en torno a nosotros desde 1955.
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